NOVENA DE LA DIVINA MISERICORDIA
DÍA PRIMERO
Por todo el género humano, especialmente por los pecadores
Misericordiosísimo Jesús, cuya prerrogativa es tener compasión de nosotros y
perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en Tu
bondad infinita. Acógenos en la morada de Tu Piadosísimo Corazón y no permitas
que salgamos jamás de él. Te lo pedimos por el amor que te une al Padre y al
Espíritu Santo.
Padre Eterno, vuelve Tu compasiva mirada hacia todo el género humano y en
especial hacia los pecadores, todos unidos en el Piadosísimo Corazón de Jesús. Por
los méritos de Su Pasión, muéstranos Tu misericordia, para que alabemos la
omnipotencia de Tu misericordia, por los siglos de los siglos. Amen.
Terminar con la corona de la Divina Misericordia.
CORONA DE LA DIVINA MISERICORDIA
- Comenzar con un Padrenuestro, Ave María y Credo, y luego, con la ayuda de las
cuentas de un rosario:
- Al inicio de cada decena decir:
"Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu
amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, en expiación de nuestros pecados y los
del mundo entero."
- En cada cuenta pequeña de las decenas decir:
"Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero."
- Al terminar las cinco decenas, repetir tres veces:
"Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, Ten misericordia de nosotros y del
mundo entero".
Jaculatoria final: "Oh sangre y agua que brotasteis del Corazón de Jesús como una
fuente de misericordia para nosotros, en Vos confío".
Se puede concluir la corona con el rezo de la Salve.
DÍA SEGUNDO
Por las almas de los sacerdotes y religiosos
Misericordiosísimo Jesús, de quien procede toda bondad, multiplica Tus gracias
sobre las religiosas consagradas a Tu servicio, para que puedan hacer obras dignas
de misericordia; y que todos aquellos que la vean, glorifiquen al Padre de
Misericordia que está en el cielo.
Padre Eterno, vuelve Tu mirada misericordiosa hacia el grupo elegido de Tu viña
(hacia las almas de sacerdotes y religiosos); dótalos con la fortaleza de Tus
bendiciones. Por el amor del Corazón de Tu Hijo, en el cual están unidos, impárteles
Tu poder y Tu Luz, para que guíen a otros en el camino de la salvación y con una
sola voz canten alabanzas a tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
Terminar con la corona de la Divina Misericordia.
DÍA TERCERO
Por todas las almas devotas y fieles
Misericordiosísimo Jesús, del tesoro de Tu misericordia distribuye Tus gracias a
raudales entre todos y cada uno de nosotros. Acógenos en el seno de Tu
Compasivísimo Corazón y no permitas que salgamos nunca. Te imploramos esta
gracia en virtud del más excelso de los amores; aquel con el que Tu corazón arde
tan fervorosamente por el Padre Celestial.
Padre Eterno, vuelve Tu piadosa mirada hacia las almas fieles, pues que guardan el
legado de Tu Hijo. Por los méritos y dolores de Su Pasión, concédeles Tu bendición
y tenlos siempre bajo Tu tutela. Que nunca claudiquen su amor o pierdan el tesoro
de nuestra santa fe, sino que, con todos los Ángeles y Santos, glorifiquen Tu
misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
Terminar con la corona de la Divina Misericordia.
DÍA CUARTO
Por los que no creen y todavía no conocen la Divina Misericordia.
Piadosísimo Jesús, Tú que eres Luz del género humano, recibe en la morada de Tu
corazón lleno de compasión, las almas de aquellos que todavía no creen en Ti, o
que no te conocen. Que los rayos de Tu gracia los iluminen para que también,
unidos a nosotros, ensalcen tu maravillosa misericordia, y no los dejes salir de la
morada de Tu corazón desbordante de piedad.
Padre Eterno, vuelve Tu piadosa mirada a las almas de aquellos que no creen en Tu
Hijo, y a las de aquellos que todavía no te conocen, pero anidan en el Compasivo
Corazón de Jesús. Aproxímalos a la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la
gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellos ensalcen la generosidad
de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
Terminar con la corona de la divina misericordia.
DÍA QUINTO
Por las almas de nuestros hermanos separados
Misericordiosísimo Jesús, que eres la Bondad misma, no niegues la Luz a aquellos
que Te buscan. Recibe en el seno de Tu Corazón desbordante de piedad las almas
de nuestros hermanos separados. Encamínalos, con la ayuda de Tu Luz, a la unidad
de la Iglesia, y no los dejes marchar del cobijo de Tu Compasivo Corazón, todo
amor; haz que también ellos lleguen a glorificar la generosidad de tu misericordia.
Padre Eterno, vuelve Tu piadosa mirada hacia las almas de nuestros hermanos
separados, especialmente hacia las almas de aquellos que han malgastado Tus
bendiciones y abusado de Tus gracias, manteniéndose obstinadamente en el error.
También a ellos da cobijo el Corazón misericordioso de Jesús; no mires sus errores,
sino el amor de Tu Hijo y los dolores de la Pasión que sufrió y que aceptó por su
bien. Haz que glorifiquen Tu gran Misericordia por los siglos de los siglos. Amen.
Terminar con la corona de la Divina Misericordia.
DÍA SEXTO
Por las almas mansas y humildes y las de los niños pequeños
Misericordiosísimo Jesús que dijiste: "aprended de Mí, que soy manso y humilde de
corazón", acoge en Tu Corazón desbordante de piedad a todas las almas mansas y
humildes, y las de los niños pequeños. Estas almas son la delicia de las regiones
celestiales y las preferidas del Padre Eterno, pues se recrea en ellas muy
particularmente. Son como un ramillete de florecillas que despidieran su perfume
ante el trono de Dios. El mismo Dios se embriaga con su fragancia. Ellas encuentran
abrigo en Tu Piadosísimo Corazón, oh Jesús y entonan incesantemente himnos de
amor y de gloria.
Padre Eterno, vuelve Tu mirada llena de misericordia hacía estas almas mansas,
hacia estas almas humildes y hacia los niños pequeños acurrucados en el seno del
corazón desbordante de piedad de Jesús. Estas almas se asemejan más a Tu Hijo.
Su fragancia asciende desde la Tierra hasta alcanzar Tu Trono, Señor. Padre de
misericordia y bondad suma, Te suplico, por el amor que Te inspiran estas almas y
el gozo que Te proporcionan: bendice a todo el género humano, para que todas las
almas a la par entonen las alabanzas que a Tu misericordia se deben por los siglos
de los siglos. Amén.
Terminar con la corona de la Divina Misericordia.
DÍA SÉPTIMO
Por las almas que veneran especialmente la Misericordia Divina
Misericordiosísimo Jesús, cuyo Corazón es el Amor mismo, recibe en Tu Corazón
piadosísimo las almas de aquellos que de una manera especial alaban y honran la
grandeza de Tu misericordia. Son poderosas con el poder de Dios mismo. En medio
de las dificultades y aflicciones siguen adelante, confiadas en Tu misericordia; y
unidas a Ti, oh Jesús, portan sobre sus hombros a todo el género humano; por ello
no serán juzgadas con severidad, sino que Tu misericordia las acogerá cuando
llegue el momento de partir de esta vida.
Padre Eterno, vuelve Tu mirada sobre las almas que alaban y honran Tu Atributo
Supremo, Tu misericordia infinita, guarecidas en el Piadosísimo Corazón de Jesús.
Estas almas viven el Evangelio con sus manos rebosantes de obras de misericordia,
y su corazón, desbordante de alegría, entona cánticos de alabanza a Ti, Altísimo
Señor, exaltando Tu misericordia. Te lo suplico Señor: muéstrales Tu misericordia,
de acuerdo con la esperanza y confianza en Ti depositada. Que se cumpla en ellos
la promesa hecha por Jesús, al expresarles que durante su vida, pero sobre todo a
la hora de la muerte, aquellas almas que veneraron Su infinita misericordia, serían
asistidas por El, pues ellas son su gloria. Amén.
Terminar con la corona de la Divina Misericordia.
DÍA OCTAVO
Por las almas que estén en el purgatório
Misericordiosísimo Jesús, que exclamaste ¡misericordia!, introduzco ahora en el
seno de Tu Corazón desbordante de misericordia las almas del purgatorio, almas
que tanto aprecias pero que, no obstante, han de pagar su culpa. Que el manantial
de Sangre y Agua que brotó de Tu Corazón apague las llamas purificadoras para
que, también allí, el poder de Tu misericordia, sea glorificado.
Padre eterno, mira con ojos misericordiosos a estas almas que padecen en el
purgatorio y que Jesús acoge en Su Corazón, desbordante de piedad. Te suplico,
por la dolorosa Pasión que sufrió Tu Hijo, y por toda la amargura que anegó Su
sacratísima alma: muéstrate misericordioso con las almas que se hallan bajo Tu
justiciera mirada. No los mires de otro modo, sino sólo a través de las heridas de
Jesús, Tu Hijo bien amado; porque creemos firmemente que Tu bondad y compasión
son infinitas. Amén.
Terminar con la corona de la Divina Misericordia.
DÍA NOVENO
Por las almas tíbias
Piadosísimo Jesús, que eres la Piedad misma. Traigo hoy al seno de Tu Compasivo
Corazón a las almas enfermas de tibieza. Que el puro amor que Te inflama encienda
en ellas, de nuevo, la llama de tu amor, y no vuelva el peso muerto de su indiferencia
a abrumante con su carga. ¡Oh, Jesús!, todo compasión, ejerce la omnipotencia de
Tu Misericordia, y atráelas a Ti, que eres llama de amor viva y haz que ardan con
santo fervor, porque Tú todo lo puedes.
Padre Eterno, mira con ojos misericordiosos a estas almas que, a pesar de todo,
Jesús cobija en el seno de su Corazón lleno de piedad. Padre de Misericordia, Te
ruego, por los sufrimientos que Tu Hijo padeció, y por sus tres largas horas de
agonía en la Cruz, que ellas también glorifiquen en el mar sin fondo de Tu
misericordia, Amén.
Terminar con la corona de la Divina Misericordia.
La Coronilla de la Divina Misericordia
Cómo rezar la coronilla de la DIVINA MISERICORDIA:
La coronilla de la Divina Misericordia es rezada, usando un Rosario común, de cinco
decenas. La coronilla de la Divina Misericordia es precedida por dos oraciones de
apertura, del diario de Santa Faustina y seguida por una oración final.
Cruz: haga la Señal de la Cruz
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
1. En la cuenta grande: Inicio (2 opcional Oraciones)
Expiraste Jesús, pero la fuente de la vida brotó para las almas y un océano de
misericordia se abrió para el mundo entero. Oh Fuente de Vida, Misericordia
Divina inagotable, envuelve a todo el mundo y vacíate sobre nosotros.
Oh Sangre y Agua que brotaron del Corazón de Jesús como una fuente de
Misericordia para nosotros, Jesús en ti confío.
1. Cuenta pequeña: Padre Nuestro
Padre Nuestro que estás en los Cielos, santificado sea Tú Nombre, venga a
nosotros Tú Reino, hágase Tú Voluntad así en la Tierra como en el Cielo.
Danos hoy el pan de cada día, perdona nuestras ofensas como nosotros
perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en tentación y líbranos del
mal. Amén.
2. Cuenta pequeña: Ave María
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre
todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la
hora de nuestra muerte. Amén.
3. Cuenta pequeña: Credo
Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra y en
Jesucristo, su único Hijo, Señor Nuestro, que fue concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, nació de Santa María la Virgen, padeció bajo el poder de Poncio
Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos y resucitó al
tercer día, subió a los cielos, donde está sentado a la derecha del Padre y desde
ahí vendrá con Gloria a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la
Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la
resurrección de la carne y en la vida eterna. Amén
En las cinco cuentas grandes de cada decena:
Padre Eterno, te ofrezco el cuerpo, sangre, alma y divinidad de Tú Amadísimo
Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del
mundo entero.
En las 10 cuentas pequeñas de cada decena:
Por su dolorosa pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.
Terminar con Santo Dios (Repetir 3 veces)
(Donde normalmente rezamos el “Gloria al Padre, gloria al Hijo y gloria al Espíritu
Santo…”)
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo
entero.
Oración final (opcional)
Eterno Dios, en quién la misericordia es infinita y el tesoro de compasión
inagotable, Míranos compasivamente y aumenta tu misericordia en nosotros. Que
en los momentos difíciles, no nos desesperemos, ni nos desalentemos, pero con
gran confianza, nos sometamos a tu Santa Voluntad, que es el amor y la
misericordia en sí misma. Amén.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario